dilluns, 14 de novembre del 2005

Contestación a una carta

Hola Javier

Muchas gracias por tu email. Tus palabras me hacen pensar. No he abandonado la lucha, puesto que mi intención es ejercer mi presencia a distancia -y mi hijo sabe muy bien que yo estoy ahí esperando (de ahí sus despalntes, insultos, etc. que ya casi no me afectan porque sé que no son suyos)- sólo he abandonado la via judicial. Las dudas de esta decisión son las que me han llevado al crear el BLOG. Por esto agradezco tanto los comentarios que estoy recibiendo. Con el nivel de alienación que ahora mi hijo tiene me parece que sería contraproducente, dada su edad, forzarlo a que viniera conmigo. Es muy difícil ejercer de padre con alguien que te rechaza de una manera absoluta, de alguien que te dice que NO a todo, acompañado de insultos, rebeldias y escapadas a casa de su madre (cuando estaba conmigo, ya hace dos años que lo perdí). Con eso contribuiría a que el niño haga méritos delante de su alienadora, es decir contribuyo a la estrategia de alienación de su madre, que va proclamando por ahí -también en el juzgado-: "es tan inepto que el niño se le escapa...". La campaña de denigración de la madre contra mi ha sido sutil (nunca hubieron insultos), hábil y muy eficaz. El niño se ha identificado con los deseos de la "pobre víctima" contra el "desalmado que tanto daño le ha hecho"; la solución: "borrarlo de la existencia para que no nos haga sufrir más". Esto es el SAP. Si mi hijo tuviera seis años, como algunos casos tan tristes que he leído por internet, seguramente hubiera ido hasta donde fuera con la vía judicial para protegerlo. Ahora las cosas son más complicadas. Él ahora no és completamente dependiente, empieza a tener su propio criterio, éste es el vislumbre que tuve con la conversación del otro día con él. La batalla judicial es prolongar el enganche con la madre. Si ella ha jugado tan sucio con su propio hijo (con detalles que no he explicado aquí en internet) es porque sabe que yo me preocupo por mi hijo, el niño ha sido el mejor instrumento que ha tenido para vengarse o para descargarse de su frustración o de su dolor. Si mi hijo me importara un carajo no lo hubiera podido hacer. Por eso ahora quiero apartarme de ese enganche. Yo también he estado muy enganchado a la rabia y la indignación contra ella por tanto juego sucio. Pero estar enganchado a la rabia es no acabar de separarse nunca. No puedo olvidarme completamente de ella, puesto que estuve enamorada de ella, la quise y me dió un hijo. Sin embargo ahora mi vida ya está en otro sito, y ya no voy a darle más poder sobre mi, no quiero permitir que me alcance su veneno. No sé si va a continuar usando mi hijo, lo que sí que sé es que no quiero caer más en el enganche acción-reacción "y te vas a enterar". También sé que los niños viven muy mal el conflico entre progenitores, por eso no quiero colaborar ni un gramo en reforzar la imagen de víctima agredida que ha construido su madre y que ha resultado en el SAP de mi hijo.

Sé que mi hijo sabe que he estado luchando todo este tiempo, que no he abandonado y que no voy a abandonar nunca. Otra cosa es que la lucha haya sido eficaz. Del momento que llevo casi dos años sin él significa que no ha sido muy eficaz. En este momento, la fase en la que estoy es que dejo de luchar contra su madre. Él la quiere, y la necesita (aunque se puedan argumentar los efectos iatrogénicos -patológicos- de ese amor y esa necesidad), pues buena o mala es su madre. Por la edad que tiene y por la conversación del otro dia confío en que empiece a ver las cosas por si mismo. Lo que yo ahora he decidido es que no quiero invertir un gramo de mi energía en prolongar la lucha o el enganche con ella; que haga su vida. Quieras que no, con el juicio por venir, yo estaba muy pendiente de reunir pruebas, de estudiar el SAP, de prepararme para lo que tenía que decir, etc... Ahora me siento bastante liberado, la energía la intento dedicar a crecer interiormente, a amar a los que tengo cerca y a estar en mi sitio como padre para cuando mi hijo me venga a buscar. Si es que viene. No sólo és hijo mío, también es de ella, con ella lo tuve. No soy omnipotente ni todopoderoso, me hubiera gustado que las cosas con mi hijo fueran de otra manera, y también con su madre. Yo sólo soy una parte de su vida, su padre. Ahora, con la alienación y la falta de contacto, una parte tan pequeña e insignificante que me causa un dolor tremendo; pero aunque todo fuera de la manera que a mi me gustaría, yo continuaría siendo sólo una parte de él. [Conoces lo que el poeta Khalil Gibran dice de los hijos? está muy bién, a ver si un día lo encuentro y lo cuelgo en el web].

En fin, ya ves que aunque lleno de dudas prosigo en mi decisión de suspender la acción judicial. No me interesa una victoria sobre su madre, ni demostrar ante el mundo si és o no una manipuladora, lo que me importa es recuperar el vínculo con mi hijo desde mi mismo y desde él. Me he leído varias veces tu mail. Y sobre todo me quedo con esto que me dices que no hay que dejar de luchar. En eso estoy, aunque de esta forma peculiar. Muchas gracias otra vez por tu carta

3 comentaris:

Anònim ha dit...

Este comentario quiere tener la forma de enorme abrazo en la red, en el que reconocer tu dolor y también tu fortaleza.

Me llegan tus palabras, y me llega también tu decisión de romper con ese enganche de rabia y de dolor.

Tengo la firme convicción que actuar desde la consciencia y desde lo más limpio del alma, tiene ss frutos.
Al menos da paz y esta paz y consciencia acaba empapando todos los aspectos de la vida.
Como a lo que renuncias es a la batalla y no a tu hijo, seguro que a la larga, él también se empapa de esta paz limpia.

Gracias por poner paz a ese maremoto emocional que tiene que ser sentir como tus padres estiran de tí en busca de la éstupida razón.
Renunciar a eso, para mí es AMOR.

Enric Carbó ha dit...
L'autor ha eliminat aquest comentari.
Anònim ha dit...

Enric t'esperem a la manifestació de Madrid.